Cuando
empieza el año, para muchos significa hacer una promesa más. Muchas de esas que
llevan años prometiéndose pero que por razones (algunas veces) ajenas a su
voluntad, nunca llegan a cumplir: ponerse en forma, perder peso y hasta tener
una “vida fit”.
Y la
verdad es que hay gente que lleva años prometiendo la misma cosa. Se vuelven “prometedores-en-serie”
consigo mismos. Se dicen una y otra vez “este
año sí” pero pasan los días, las semanas y los meses y se encuentran cada enero
en el mismo lugar (y muchas veces con el acumuladito de los años anteriores).
Y
entre esas promesas están también los que ya para el 1ro de enero al medio día
tienen una lista de metas más difíciles que plan de presidente entrante. Y por
eso, muchos quedan en la eterna prometedera de principio de año.
Les
comentaba en Instagram que antes de armarnos de metas hasta los dientes,
debemos ser sinceros y ver en lo que estábamos fallando. Si nos embarcábamos en
planes imposibles, nos entusiasmamos con soluciones rápidas o nos vencemos muy rápido.
Y la verdad es que cuando hacemos el balance de lo que falló, seguramente
enumeramos un montón de excusas que en realidad escondían que no queríamos hacer
el trabajo que correspondía.
Muchas,
muchísimas de nuestras excusas esconden un “no quiero”. Un no quiero pararme
más temprano, no quiero dejar de comer dulce, no quiero dejar de comer
chocolate todos los días, no quiero hacer tanto ejercicio, no quiero dejar las
fiestecitas a mitad de semana, no quiero dejar de comer –coloque aquí usted lo
que no quiere dejar de comer-, no quiero sudar, no quiero que me duelan los
músculos, no quiero salirme de mi zona de confort.
Claro
que pueden salir varios a decir “es que yo de verdad no tengo tiempo” y mi
respuesta para eso es que tiempo no tiene nadie. Uno tiene que hacerlo. Y si tu
vida es tipo duermo una hora diaria porque no tengo tiempo, tu meta no debería
ser estar más fit, sino ver cómo le haces para mejorar un poco tu calidad de
vida y llegas a viejo porque tanto estrés no puede ser bueno. O si lo que
tienes son 20 minutos al día, pues ten metas más claras y no pretendas perder
10 kg en un mes o concursar en una competencia Fitness sin levantar una pesa. O
cuando dicen “es que no me apoyan en mi casa” entonces puede que lo que falte
es comunicación efectiva para que tu entorno entienda tus metas (que no tiene
nada que ver con extremismos, y de eso hablamos en otro post).
Por
eso es bueno que revisemos nuestras excusas. Veamos cuales implican un no
quiero dejar de en vez de un “es que no puedo”. Así te puedes plantear un
camino un poco más fácil y sobre todo, más sincero. Y así no estamos el 1ro de
enero diciendo una vez más “este año si”.
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