Si vas a perder peso sabes que tienes que hacer cambios en tu alimentación. No hay otra. No hay manera de que sigas "comiendo igualito" y pretendas que el peso se vaya de tu cintura, no? Es que así comas "sano", algo tiene que cambiar.
Y
muchas veces cuando se parte de cero es un poquito más fácil. Es decir, si
tienes una gran oferta de comidas, es más fácil cortar y decir "bueno, eso
no". Y partiendo de esto, en Prevention
me leí justamente cuáles comidas tu nutricionista te va a decir que cortes,
casi que antes de entrar a la consulta médica:
-Refrescos/sodas/bebidas
azucaradas: aunque muchos lo saben, todavía hay un gentío que piensa "si
es líquido no importa". Y si importa, y mucho. Porque esto es la manera más
boba de gastar calorías. Los refrescos no son más que agua con azúcar (y un
montón de químicos, claro está). Y los té, juguitos etc. no es que sean más
bonitos. Dale la vuelta al potecito para que te des cuenta de la cantidad de
azúcar que tienen. Y quizás tu nutricionista te dará técnicas para introducir
más líquido en tu dieta, pero mi recomendación es que tomes más
agua y te acostumbres a eso. No es tan difícil, pero tienes que formar
el hábito.
-Cereales
azucarados: si creciste en los 80, seguro veías las Zucaritas como "un cereal
más". Total, seguramente a otros cereales le ponías un montón de azúcar
no? Bueno, ahora sabemos que empezar el día con una bomba de azúcar es energía
como para dos segundos y hambre segura al ratico. Estos cereales no tienen nada
de fibra, lo que te hace mantenerte
"satisfecho" por más tiempo. La recomendación -de la casa- es la
avena. Más barata y versátil porque puedes mezclar con cualquier cosa. Y si
eres del team "es que no quiero avena" pues te toca buscar los
cereales que te "gustan", darle la vuelta, y ver en la tabla
nutricional qué tanta azúcar y fibra tienen.
-Carnes
muy procesadas: a mí me encanta el jamón de pavo y comer tocineta es un éxito.
Pero no deberíamos hacerlo a diario y seguramente tu nutricionista lo sabe.
Porque están cargadas de sodio, pero en cantidades industriales, que no es como
lo mejorcito para tu panza. De hecho, según un estudio de la
Universidad de Harvard, cosas como la tocineta, el jamón y las salchichas
aumentan el riesgo de enfermedades del corazón en un 42% y en un 19% para la
diabetes. Es decir, no hablamos de solo cómo te ves, sino cómo estás por
dentro. Y es difícil -sobretodo cosas como el jamón- pero hay que proponérselo
y comerlo de tanto en tanto.
-Grasas
trans: estas son las grasas ultra-duper-procesadas que están en un montón de
comida procesada. Aumentan tu colesterol malo y bajan el bueno. Un
estudio de la McMaster University encontró que estas grasas están
vinculadas a un riesgo mayor de enfermedad del corazón y muerte. Y como
evitarlas? Bueno, cortando con lo súper procesado como pancitos, galletas,
masitas, donas...
Claro
luego viene la pregunta de "y qué como?"
Porque la gente cuando le cortan la comida, sienten que lo dejan sin opciones.
Pero la realidad no es tan maluca! No soy nutricionista pero lo que recomiendo
que empieces a meter en tu dieta no es tan extremo:
-Más
vegetales: esta es facilita pero es que es un éxito. Los vegetales además de proveerte
de una gran cantidad de vitaminas y nutrientes de manera natural, están
cargados de fibra que te ayuda tanto a mantener el hambre a raya, como a ir a
número dos más easy brezzy (en
serio). Y los puedes introducir desde el desayuno, almuerzo, cena y hasta
meriendas.
-Proteínas
más magras: y esto no es sólo comer pechuga de pollo hervida. Hay cortes de
carne roja súper magros, pescado y hasta el cerdo tiene lo suyo.
-Carbohidratos
que te llenen de verdad: esto es, con más fibra. Porque el carbohidrato te dará
energía y la fibra, lo que comente con los vegetales. Desde tubérculos, granos,
cereales integrales. No que te quedes con la idea de que todo es sólo avena y
arroz integral.
-Grasas
"buenas": a mí ya no me gusta estar dándole connotación moral a la
comida. Ella no tiene la culpa de como tú te sientas para decir si es mala o
buena. Te cae mal o no te funciona a ti. Pero en las grasas, si nos llenamos
más de las monostauradas, polisaturadas y hasta algunas saturadas naturales (no
hay que tenerle miedo a la yema del huevo), tu dieta va a ser un éxito de
pérdida de peso y saciedad!
Y
claro, por eso es que una guía, bien elaborada para ti funciona. Porque tu
nutricionista te hablara de cómo mezclar todo esto, darle importancia a lo que
te haga bien y te guste y hacerte un menú que puedas seguir y no te sientas
como en un castigo eterno. Porque hacer las cosas obligadas es la receta segura
para no lograr absolutamente nada!
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