En
mi blog siempre van a leer sobre la balanza y el peso. Es una idea recurrente
en este espacio. Y no porque la ame sino justamente por los dolores de cabeza
que trae. Ella nos hace sentir bien, mal, tristes, feas, bonitas. Nos hace
cambiar más de opinión que de zapatos una quinceañera.
El
problema es que si, nuestro peso "puede" ser importante. Podemos
llevar cierto control de en qué situación estamos gracias a él. Peor no puede
mandar en nuestra vida y es justamente lo que muchas veces pasa. El gana. Esos
números deciden nuestra felicidad (o desdicha)
Y
por eso es que cuando estamos perdiendo peso, debemos fijarnos en lo que NO nos
dice la balanza. Esas pequeñas cosas que nos avisan que vamos bien, que somos
hermosos, fuertes y poderosos. El peso es una medida, no es una condición de vida.
La balanza no te dice como te
queda la ropa:
Puede que cuando veas ciertos números sepas que tu pantalón favorito puede
quedarte un poco más apretado, o que simplemente no te queda. O puede que
sencillamente la balanza no te diga que has perdido grasa y ganaste músculo, y
que si bien esos números pueden estar altos, la ropa te está quedando cada vez
más suelta
La balanza no te dice qué tan
sano estás comiendo:
Puedes sentirte inflamada. Puede que bebiste mucha agua, o puedes estar en esos
días del mes. Y si estás comiendo vegetales, frutas, carbohidratos integrales,
proteínas magras y grasas saludables, eso no te lo va a decir la balanza. Te va
a dar un aproximado de cómo van las cosas, pero no te va a felicitar por tus
buenas elecciones-
La balanza no te dice lo fuerte
que te estás poniendo:
Ella no se levanta contigo para ir al gimnasio. No ha cambiado rutinas, no a
sufrido para levantar ese último set, hacer esas últimas repeticiones, ella no
corre más rápido ni sube las escaleras sin cansarse. Eso lo has logrado tu. Así
que no le des el poder a ella, el poder lo tienes tu, y no hay número que te lo
quite.
Foto de http://kristenbentson.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario